Cuidar a personas mayores debe percibirse como una vivencia enriquecedora y el profesional que está a cargo de ellas debe tener una actitud positiva y cariñosa. Sin embargo, en ocasiones es normal sentir frustración o estrés, algo que con el tiempo puede convertirse en ansiedad o incluso depresión.
El Síndrome del Cuidador Quemado, también conocido como Síndrome de Sobrecarga del Cuidador, es una situación que, en un momento dado, puede padecer la persona que cuida de una persona dependiente o con movilidad reducida.
Suele suceder en seres queridos que durante un tiempo prolongado deciden cuidar a sus mayores con Alzheimer o alguna otra enfermedad similar, generando un estado de agotamiento mental, físico y emocional.
En este post te vamos a contar qué es el síndrome del cuidador y te vamos a dar algunas pautas para prevenirlo o incluso tratarlo en el caso de que ya haya aparecido.
¿En qué consiste el Síndrome del Cuidador Quemado?
La persona aquejada de una enfermedad neurodegenerativa necesita atención y cuidados constantes. Es una situación muy complicada porque nadie puede desempeñar un trabajo así las 24 horas del día, los 7 días de la semana, días festivos incluidos.
Cuando esto sucede, el cuidador puede sentirse exhausto a nivel físico y emocional, y es en esos momentos cuando aparecen los síntomas típicos asociados a este trastorno, como aislamiento social, estrés, ansiedad, irritabilidad, cansancio o problemas de sueño.
Sin duda, esta situación de alarma repercute sobre la salud del cuidador, pero al mismo tiempo puede dañar la atención prestada a la persona mayor, que no deja de ser un ser querido. El desgaste experimentado al vivir y cuidar de un enfermo dependiente es muy elevado. De hecho, su labor puede trastocar seriamente su vida personal, haciendo que el estrés y el cansancio se apoderen de él, lo que se conoce como «cuidador quemado».
No es fácil cuidar a una persona y menos si tenemos que dedicarle la mayor parte del día. Aunque no lo parezca, este síndrome aparece con frecuencia en los cuidadores de personas de la tercera edad que no pueden valerse por sí mismas, principalmente en el caso de familiares que han decidido asignarse esa responsabilidad.
Gracias a estos cuidados, la salud de la persona mayor puede mejorar notablemente en detrimento de la del cuidador que irá en descenso de forma progresiva. Lo que también puede suceder es que el desgaste del cuidador sea aún mayor al no conseguir que la persona que tiene a su cargo mejore.
Al cuidar a una persona dependiente, si sientes que estás empezándote a sentir mal y crees que puedes padecer este síndrome, lo más conveniente es acudir a cuidadores profesionales que puedan ayudarte. De cualquier forma, desde aquí te vamos a dar algunos consejos para saber combatirlo a tiempo.
¿Cómo aparece el Síndrome del Cuidador Quemado?
Las personas dependientes necesitan ser atendidas en todo momento y detrás de este proceso tan delicado centrado en sus enfermedades, necesidades y cuidados se encuentra el cuidador. Su principal cometido es mejorar la calidad de vida de la persona mayor que tiene a su cargo, pero en ocasiones su carga emocional y física le pasan factura.
Cuando hablamos de un ser querido, el cuidador suele responsabilizarse enteramente de la persona, controlándole la medicación, preparándole la comida, proporcionándole los cuidados básicos o estimulándole a nivel físico y cognitivo.
Cuando esto sucede, el cuidador sin darse cuenta puede acabar absorbido, dejando su vida familiar y social a un lado. Sin embargo, a la hora de cuidar a otro, es primordial cuidarse antes a uno mismo.
Toda su atención está dirigida hacia el anciano que necesita sus cuidados y sus necesidades pasan a un segundo plano. Por si esto fuera poco, la persona mayor demandará más con el tiempo, convirtiéndose en una tarea muy complicada para el cuidador que apenas tendrá tiempo para dedicarlo así mismo.
Dedicar una jornada tan intensa al cuidado de otra persona conlleva un agotamiento físico y mental que puede dar lugar al trastorno del que hemos hablado. A continuación vamos a tratar sus causas y síntomas más comunes para poder prevenirlo o identificarlo.
Las causas del Síndrome del Cuidador
Tras el transcurso de varios meses, el normal que el cuidador se sienta agotado hasta el punto de irritarse fácilmente. Poco a poco pueden darse cambios negativos en su vida, dando lugar a desequilibrios emocionales, físicos y sociales que terminan por afectar irremediablemente su salud.
Una de las principales causas de este síndrome hace relación al estrés continuo que debe soportar el cuidador al estar pendiente de todos los cuidados que la persona dependiente necesita. Las expectativas no cumplidas y la confusión son los elementos que mayor estrés provocan.
Para que esto no sucede es fundamental saber cuál es el papel principal que debe ejercer el cuidador y ser realista, más aún si esa persona padece una enfermedad cognitiva. Su contribución debe mejorar su calidad de vida, pero no esperar algo que nunca va a suceder.
Muchas veces, la falta de recursos o habilidades para cuidar a la persona crea una gran frustración, más aún si los cuidados deben ser compaginados con la vida personal del propio cuidador. Cuando la exigencia es mayor de lo que realmente podemos asumir, es cuando aparece el síndrome del cuidador quemado con todo lo que ello conlleva.
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Síntomas del Síndrome del Cuidador
Existen multitud de señales que el cuerpo envía para que el cuidador pueda darse cuenta si realmente padece este síndrome. A continuación vamos a definir claramente los signos y síntomas a nivel físico, emocional y social que suelen aparecer con este trastorno.
Signos físicos
- Abandono de uno mismo en cuanto a inquietudes, higiene, aspecto, etcétera.
- Problemas para dormir con el correspondiente abuso de pastillas para solucionarlos.
- Consumo elevado de alcohol, tabaco y bebidas con cafeína.
- Insomnio durante la noche y somnolencia durante el día.
- Reducción del apetito y del peso, o todo lo contrario.
- Cansancio y fatiga.
- Palpitaciones, molestias en el tracto digestivo y dolores musculares.
Signos emocionales
- Ansiedad y depresión.
- Tristeza y cambios de humor frecuentes.
- Irritabilidad.
- Pérdida de concentración y de memoria.
Signos sociales
- Aislamiento del resto de personas.
- Pérdida de hobbies o inquietudes.
- Problemas profesionales.
- Pérdida de contacto con amigos, compañeros o familiares.
- Incapacidad para disfrutar de momentos de ocio.
Cómo superar el síndrome de estar quemado
Si estás cuidando de algún familiar dependiente y muestras algunos de los síntomas del Síndrome del Cuidador Quemado, estos consejos te ayudarán a superarlo. Una de las cuestiones clave que debes abordar está relacionado con el control. Busca información sobre las enfermedades y patologías del paciente, y descubre cómo cuidarlo de forma efectiva.
Para hacerlo correctamente es muy importante contar con la colaboración de su médico e investigar para saber cómo va a evolucionar la enfermedad, cómo hay que adaptar el hogar o la medicación que ha de tomar. Además, es fundamental hacerse a la idea de que cuidar a alguien dependiente no es una tarea fácil y que puede causar estrés y agotamiento.
Uno de los consejos más importantes es no olvidarse de uno mismo durante el tiempo que dure el proceso y estar motivado para cuidar a esa persona con cariño sin dejar al margen nuestra vida. Estas son algunas recomendaciones que puedes seguir para poder hacerlo realidad:
- No descuidar las relaciones con los demás.
- Mantener una higiene adecuada, pues no hacerlo implicar descuidar el aspecto e incidir negativamente en el estado emocional.
- Seguir una dieta sana y equilibrada.
- Mantener hobbies e inquietudes que distraigan.
- Dormir las horas suficientes, si es posible durante la noche.
- Hacer ejercicio cada día para liberar la mente y eliminar todas las toxinas del cuerpo.
Si la persona dependiente puede realizar tareas por sí sola, aunque las haga mal o lentamente, el cuidador debe delegarlas en ella. No siempre tiene que ser imprescindible. Además, es conveniente contar con la ayuda de alguien más que pueda relevarlo cada vez que sea preciso.
Otra cosa a tener en cuenta es no sentir miedo a la hora de acudir a psicólogos o psiquiatras para expresar los miedos, recelos y frustraciones que uno siente. Incluso además de desahogarse, también conviene aprender técnicas de relajación y practicarlas cada día, como es el caso del yoga.
Otra forma para superar el síndrome del cuidador consiste en planificar las actividades del día a día para marcar las más prioritarias y abordarlas primero. Muchas veces es imposible hacerlo todo, así que lo aconsejable es atender primero las necesidades más urgentes e ir pasando a las importantes. La falta de tiempo a la hora de realizarlas puede generar estrés y agobio, de ahí que lo más importante sea cumplir con los propósitos imprescindibles sin agobiarnos tanto por el resto.
Cuando el familiar se ve incapacitado para garantizar una buena calidad de vida a su ser querido, es recomendable contactar con un cuidador profesional o una empresa dedicada a prestar este tipo de servicios para asegurar su bienestar y el de la persona dependiente.
Estrategias para prevenir el Síndrome del Cuidador Quemado
Estas recomendaciones son bastante útiles para prevenir este síndrome, que afecta a más personas de las que creemos.
Conocer la enfermedad para controlar la situación
Si la persona dependiente sufre Alzheimer, hay que entender cómo funciona esta enfermedad para comprender su forma de actuar y manejar la situación de la mejor manera posible. Saber cómo evoluciona este tipo de demencia es fundamental para estar preparado ante los cambios que tendrán lugar en el tiempo. De ese modo, se evitarán las expectativas que causan estrés al ser poco realistas.
Pedir ayuda si es necesario
Muchas veces, la situación sobrepasa al cuidador pues se ve incapaz de atender a la persona dependiente las 24 horas del día. Antes de llegar a una situación de sobrecarga excesiva, es fundamental buscar apoyo en otras personas.
En ocasiones, el cuidador no lo hace porque cree que únicamente es responsabilidad suya o porque piensa que nadie lo hará mejor que él. Sin embargo, reconocer la necesidad de pedir ayuda es un primer paso para darse cuenta de que ningún cuidador es un superhéroe y que es preciso solicitarla para facilitar su labor.
Expresar lo que uno siente con libertad
Las sensaciones negativas del cuidador pueden reducirse al expresar sus sentimientos y emociones negativas con alguien cercano o un profesional. Identificar lo que uno siente es clave para gestionar y controlar las propias emociones, y los grupos de apoyo o las terapias pueden resultar de gran ayuda.
Sin duda, fortalecer la comunicación y los vínculos con los demás puede aliviar la frustración y el estrés que empieza a sentir el cuidador.
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Manejar la situación con un enfermo de Alzheimer a través de nuevas estrategias
Una de las circunstancias que más frustración genera en el cuidado son los cambios que tienen lugar en la conducta de la persona dependiente. Alguien que sufre Alzheimer puede sufrir alucinaciones, delirios, agitación, ansiedad, apatía, sueño alterado e incluso actitudes inapropiadas.
Al conocer estas conductas problemáticas, el cuidador puede adelantarse a ellas y realizar variaciones en el entorno de la persona implicada. Pero además de conocer la enfermedad como ya hemos mencionado, es interesante acceder a terapias y formaciones concretas que brindan profesionales, con el fin de adquirir las herramientas necesarias que lleven a hacer una buena gestión de la enfermedad.
Dedicarse tiempo a uno mismo
Decíamos antes que para superar este síndrome, el cuidador debe pensar en sí mismo y atender sus necesidades a nivel social, físico y psicológico. Esta estrategia también es clave si se quiere evitar la sensación de sobrecarga.
Para cuidar de nosotros mismos, necesitamos tiempo, de ahí que se deban delegar parte de las tareas en otros. Como ya avanzábamos, es aconsejable que el cuidador practique deporte regularmente, aplique técnicas de relajación, mantenga una dieta saludable, duerma bien de noche y dedique tiempo a sus relaciones sociales.
El Síndrome del Cuidador Quemado puede transformarse en un riesgo para la salud de un ser querido. De hecho, en los casos más graves, este trastorno puede conducir a una fobia a los viejos o puede dar lugar a personas poco cariñosas y pacientes que dejan de ejercer su labor como deberían.
Para que eso no suceda, es prioritario el autocuidado, conocer la enfermedad y pedir ayuda a un profesional. Así, el cuidador podrá mantener su rol y mejorar su calidad de vida y la de la persona que está a su cargo.