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Artritis en personas mayores

Es una de las enfermedades crónicas más comunes en personas mayores, pero con prevención y cuidados se puede conseguir llevar una buena calidad de vida hasta edades avanzadas. En este artículo vamos a profundizar en esta dolencia sus síntomas y los mencionados cuidados, especialmente para la tercera edad.

Qué es la artritis

Todas las enfermedades de las articulaciones se denominan artritis. Y hay que decir que son varias según su origen y evolución. Sin embargo, todas ellas comparten tres dolencias: según avanza la enfermedad, se produce una mayor rigidez en las articulaciones; aumenta el dolor en las mismas y los tejidos articulares, poco a poco, tienden a desaparecer.

Como ocurre con otras enfermedades de naturaleza física, el paso de los años es, en sí, una causa de la aparición de la artritis es sus distintas formas. De ahí que haya tantan personas que padecen esta enfermedad.

Síntomas: cómo saber si tengo artritis

¿Por qué esta pregunta? Porque la artritis también se manifiesta en personas jóvenes y nunca está de más ser precavido y actuar ante los primeros síntomas.

Como hemos dicho, la enfermedad se basa en la degradación de las articulaciones, las cuales están muy presentes en las extremidades. Sobre todo, en manos y pies. En el caso de no ser una persona mayor, la artritis en las manos jóvenes es uno de los casos típicos de artritis precoz. En cuanto a los síntomas, en principio, los enfermos notan rigidez en los dedos y un poco de dolor.

Asimismo, es también común en personas jóvenes la artritis en piernas, y los síntomas aparecen en dedos de los pies, tobillos y, de forma más intensa, la artritis en las rodillas. Los mismos síntomas son los que sufren las personas mayores, pero de forma más severa y, comúnmente, con una degradación mayor.

Qué causa la artritis

Ya hemos dicho anteriormente que el paso de los años es uno de los factores más importantes como causa de la artritis. Sin embargo, hay otros externos y relacionados con los hábitos de salud que provocan algunas de las artritis que luego detallaremos. En cuanto a las causas de artritis, algunas son:

  • Hereditarias. Como otras enfermedades físicas hay personas más propensas que otras a sufrir algún tipo de artritis.
  • Género. Si hablamos de tipo de artritis, los hombres son más propensos a acumular ácido úrico en la sangre, lo cual puede acabar en la aparición de artritis gotosa o “gota”, como comúnmente se la llama. Por el contrario, las mujeres se ven más aquejadas de artritis reumatoide, un tipo del que luego hablaremos.
  • Exceso de peso. No son necesarios procesos químicos para que las articulaciones pierdan propiedades. El propio desgaste de las mismas puede derivar en los mismos síntomas que una persona con una enfermedad crónica padece. Así, una persona obesa tiende a dañar las articulaciones más que una persona con un peso más adecuado a su Índice de Masa Corporal. Este caso es típico en el desarrollo de artritis en rodillas.
  • Artritis en deportistas. Puede parecer paradójico, pero practicar deporte de forma profesional o con alto rendimiento también afecta a las articulaciones. Es cierto que sobre todo en los deportes donde se realiza un fuerte impacto como es el fútbol, el atletismo o el baloncesto. Aunque también se dan casos en hombres y mujeres que practican halterofilia.
  • Malos hábitos alimenticios. Hay alimentos que favorecen la salud de la articulación y otros que hacen lo contrario. Por eso, en personas que ya tienen síntomas de artritis, aunque sean jóvenes, es importante poner una dieta. Entre los alimentos que perjudican a las articulaciones están los azúcares, las grasas y la comida precocinada. Mientras que los alimentos recomendados para cuidar de las articulaciones son el aceite de oliva, las frutas, verduras y alimentos ricos en Omega 3.
  • Lesiones articulares. La última causa de una artritis crónica -en este caso localizada y no generalizada- tiene la causa en una lesión. Las más comunes son en rodillas, tobillos, codos y manos. En muchos casos, la recuperación -si se es joven- puede ser total. En otros, con el paso de los años se puede desarrollar una artritis crónica.

Tipos de artritis

Aunque todas afectan a las articulaciones, el origen de la dolencia y la parte de la articulación donde se produce la degradación pueden ser distintas. Antes de hablar de los tipos de artritis en las manos, rodillas, hombros y otras zonas “bisagra” del cuerpo, un breve resumen de la composición de una articulación:

  • Hueso. En el caso de la rodilla, la rótula formaría parte de la articulación.
  • Tendones y ligamentos. Permiten la sujeción de los huesos y el movimiento de muñecas, rodillas, codos, etc.
  • Músculos. Son la parte más externa de la articulación.
  • Cartílago. Se encarga de amortiguar el movimiento de las articulaciones y cubre los extremos de los huesos. En una rodilla: tibia y fémur.
  • Membrana y líquido sinovial. Es de color transparente y se encuentra entre los huesos para, precisamente, amortiguar el contacto entre ellos.

Dicho esto, vamos ya a ver los distintos tipos de artritis.

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Artritis reumatoide

El famoso “ataque de reuma” no es otra cosa que una infección interna del cuerpo provocada por las propias defensas que, erróneamente, atacan todo tipo de tejidos. Entre ellos los que componen la articulación.

Así, a la pregunta qué es lo que provoca la artritis reumatoide, la repuesta es una enfermedad autoinmunitaria que puede también llegar a la piel e, incluso, a órganos vitales. Este último hecho provoca que pueda morir una persona de artritis reumatoide.

También es importante destacar que hay distintos tipos de artritis reumatoide, aunque la causa sea la misma. Estas formas de artritis reumatoidea dependen de los tejidos donde afecte la infección.

En cuanto a los síntomas de esta forma de artritis, dado que lo más común es que afecten a las articulaciones más pequeñas, los principales son:

  • Enrojecimiento de la zonas articulares.
  • Subida de temperatura en las mismas por la infección.
  • En procesos crónicos, hinchazón y malformación articular.

¿Cuánto dura un brote de artritis reumatoide? En personas jóvenes suelen durar días o semanas. Mientras que en personas mayores los primeros ataques pueden cronificarse. Por eso es muy importante, en el caso de que la artritis reumatoide presente síntomas en manos u otras partes del cuerpo, consultar al médico. De hecho, en los últimos años han aparecido multitud de medicamentos para retrasar los síntomas y anularlos si se detecta la enfermedad en los síntomas iniciales.

Artritis psoriásica

Es una de las artritis más complejas de tratar por la similitud de los síntomas con la psoriasis, infección en los tejidos de la piel por causas externas o internas. Sin embargo, en el caso de la artritis psoriásica, como la reumatoide, su aparición se debe a un ataque autoinmune que se ceba en la piel.

También hay que decir que ese ataque de las defensas a los tejidos tiene en la propia psoriaris a un agente multiplicador. Es decir, las personas que padecen esta enfermedad son propensas a desarrollar artritis psoriásica. Tampoco hay que olvidar el elemento hereditario.

Si hablamos de los síntomas, además de la aparición de manchas en la piel, este tipo artritis también produce hinchazón, subida de temperatura y enrojecimiento de las articulaciones.

En cuanto a los cuidados, aunque no existe cura, sí que hay medicamentos para controlar la inflamación y también las manchas en la piel. Si no se hace, el cuadro se puede complicar ya que la artritis psoriásica es una enfermedad grave.

Osteoartritis o artrosis

Es la artritis más común y es la que afecta principalmente al cartílago que hay en los extremos de los huesos y que evita que estos se rocen. Muchas personas asumen que la artrosis es una enfermedad de los huesos, cuando no es así. Lo que ocurre es que el deterioro del cartílago y, en general, de la articulación acaba afectando a los huesos.

En cuanto a la diferencia entre artritis y artrosis, como hemos apuntado antes, cada dolencia de este tipo tiene que ver con la parte de la articulación que afecta. En el caso de la artrosis, se centra en el cartílago. Así, es cierto que se puede tener artrosis y artritis a la vez o, lo que es lo mismo, sufrir varias formas de artrosis.

Aunque existe la posibilidad de padecer artrosis por antecedentes familiares, este tipo de enfermedad en las articulaciones se produce por desgaste natural, por lo que es la artritis más común en personas de la tercera edad.

Al igual que los demás tipos de artritis, los primeros síntomas son el dolor, la rigidez e hinchazón de las zonas articulares. Y son las rodillas o partes del cuerpo con grandes articulaciones donde primero se empiezan a sentir los síntomas. Además, en los primeros estados de la artrosis es común notar pequeños chasquidos en articulaciones de manos, rodillas o codos. Es cierto que estos síntomas también pueden ser producidos por el exceso de ácido úrico, algo que puede desembocar en la artritis gotosa.

Aunque sólo se puede retrasar la artrosis y si no afecta al conjunto de la articulación (músculos, ligamentos, etc.), la medicina ha desarrollado prótesis para mejorar la calidad de vida de los enfermos. Uno de los casos más típicos es la operación de rodilla para colocar una prótesis que haga las funciones de amortiguación del cartílago. Es cierto que una persona mayor no va a recuperar la totalidad de su movilidad, pero puede pasar de estar en una silla de ruedas a volver a andar con muletas o andador. Y ese ejercicio va a repercutir de forma positiva en su día a día y en la propia evolución de la enfermedad.

Artritis gotosa o gota

Hay personas propensas a acumular ácido úrico, pero la “enfermedad de la gota” solo aparece si no se lleva una vida saludable. Además, como comentamos más arriba, es más común en hombres que en mujeres.

Otro apunte importante es que hay que diferenciar entre “ataque de gota agudo”, que es cuando una articulación se inflama y produce un dolor muy intenso, y la artritis crónica. Esta última afección es, de hecho, la enfermedad que suele devenir cuando se han sufrido varios ataques agudos y no se ha puesto remedio. No cuidarse puede desembocar en la acumulación de “tofos” en las articulaciones, lo cual puede destruirlas. Y también en cólicos nefríticos o aparición de piedras de ácido úrico en el riñón.

Afortunadamente, la gota es una forma de artritis que se puede evitar, incluso en personas con propensión a ella. Para lograrlo es muy importante cuidar la dieta, especialmente evitar los alimentos ricos en purinas y el alcohol, además de las grasas. Los primeros son los principales causantes del estrés del riñón que, al no poder procesar el ácido úrico, lo envía a la sangre para luego acabar en las articulaciones y provocando ataques agudos de gota.

¿Cuándo aparecen los primeros síntomas de gota? La acumulación de ácido úrico en la sangre es la mejor manera de ponerse en alerta ante un posible ataque de gota. Cuando los niveles suben de 7 mg/DL se considera que se sufre hiperuricemia o exceso de ácido úrico en la sangre. Ese es el momento de poner remedio con una dieta saludable, aumentar la ingesta de agua y hacer ejercicio. No hacerlo puede desembocar en un ataque agudo de gota producido en un momento determinado, como es disfrutar de una cena ovípara o no hidratarse bien.

Las soluciones a la artritis gotosa -además de cuidar la dieta- tienen que ver con la aplicación de un tratamiento médico: antiinflamatorios durante el ataque agudo e inhibidores de oxidasa de xantina una vez finalizado el ataque agudo y para eliminar ácido úrico del cuerpo hasta menos de 7 mg/DL. Tomando este tipo de medidas, incluso si se padece una artritis crónica, se puede controlar la enfermedad durante toda la vida.

Artritis séptica

Este tipo de artritis está provocada por una infección. Y esta puede provenir de otra parte del cuerpo infectada o por una lesión, mordedura o picadura de un animal. Básicamente lo que ocurre es que los gérmenes infectan la zona de la articulación y pueden llegar a dañarla si no se actúa con rapidez. Las buenas noticias al respecto es que es una de las pocas artritis que se pueden curar de forma rápida con antibióticos y un drenaje exhaustivo de la zona afectada.

Los síntomas de la artritis séptica son muy parecidos a los del reuma, y cabe señalar que la infección también puede afectar a prótesis en rodillas, hombros o caderas.

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Espondiloartritis anquilosante

Es un tipo de artritis poco común y con posible origen hereditario. En este caso, la espondiloartritis no se desarrolla como una infección sino como la inflamación de ciertas articulaciones en distintas partes del cuerpo. Sobre todo en la columna vertebral, pero también en hombros y caderas.

Los primeros síntomas de esta enfermedad son molestias y rigidez en las zonas afectadas. Con el tiempo, esa rigidez puede provocar malformaciones, como es el caso del encorvamiento de la espalda. Es cierto que en los primeros años de la enfermedad esta puede remitir a intervalos o sólo producir dolor tras realizar ejercicio físico o por la mañana. Por esta razón, muchas personas no la tratan con rapidez para detener su desarrollo.

Aunque no existe cura para este tipo de artritis sí que se pueden reducir los síntomas y que se cronifique la enfermedad con medicación. No hacerlo, en los casos más graves, puede derivar en la creación de una especie de hueso en las articulaciones que reduzca su movilidad.

Artritis idiopática juvenil

Está considerada el “reuma de los niños”, pues esta artritis afecta sólo a niños y adolescentes. Como el reuma clásico, las causas del desarrollo de la artritis idiopática son autoinmunes. Es decir, el cuerpo, por error, ataca a las articulaciones y eso produce su degradación.

Los síntomas de esta artritis juvenil también son muy parecidos al reúma común: hinchazón, dolor y subida de temperatura en las articulaciones, especialmente en las de mayor tamaño. Al ser una infección, también se puede padecer la inflamación de ganglios y alteración general del sistema linfático.

Como ocurre con otros tipos de artritis, si se tratan en los primeros estadios, la Idiopática Juvenil se puede curar mediante la toma de ciertos medicamentos, fisioterapia y osteopatía y, en los casos más graves, a través de la intervención quirúrgica. La rapidez en el tratamiento es muy importante porque, en otro caso, el niño o niña podría desarrollar malformaciones para toda su vida.

Artritis del pulgar

Es una artritis localizada en una de las cinco articulaciones carpometacarpianas, en concreto la del dedo pulgar. Sus causas no tienen naturaleza infecciosa, sino relacionada con la propia degradación de la articulación por la edad.

Al ser una artritis muy específica, detectarla es más fácil, especialmente cuando se empieza a sentir dolor en la zona superior del dedo pulgar. Y más todavía cuando se tienen problemas para agarrar cosas con los dedos índice y el propio pulgar.

Al ser una artritis crónica, no existe una cura total, aunque sí se puede retrasar su aparición o corregir los casos más graves con férulas o medicación del tipo ibuprofeno o paracetamol. En los casos más dolorosos también se suelen utilizar las infiltraciones de corticoides de forma regular, lo que mejora sustancialmente el movimiento y las sensaciones en los enfermos de esta artritis.

Artritis traumáticas

El último tipo de artritis a mencionar es el provocado por el mal o excesivo uso de las articulaciones. Caso este último típico en los deportistas de élite como futbolistas o profesionales de la halterofilia. También las artritis traumáticas se pueden derivar de accidentes o golpes.

¿Tienen solución? En muchos casos, sí. En otros se pueden reducir sus efectos pero sin conseguir devolver a la articulación la resistencia y movilidad anterior. Un ejemplo clásico son los deportistas que tras una lesión no pueden rendir igual o, en los casos más graves, tienen que retirarse.

Artritis en personas mayores y cuidados recomendados

Ya hemos podido comprobar que la artritis tiene una gran incidencia en las personas mayores, especialmente por la degradación del cuerpo. Es por ello que son necesarios cuidados y tratamientos especiales que se pueden recibir en residencias o con la contratación de asistentes a domicilio.

Estos servicios se centran en dos aspectos: la prevención de la aparición de la artritis y el tratamiento de la misma. En cuanto a la prevención, como se ha dicho en este artículo, es muy importante el control del peso, especialmente para no empeorar la artrosis. Al mismo tiempo, también se recomienda realizar ejercicios de forma continua para que las articulaciones no se anquilosen y se retrase la aparición de síntomas.

En cuanto al tratamiento de la artritis en personas mayores, la combinación de fisioterapia, toma de medicamentos activos o, llegado el caso, la colocación de prótesis puede mejorar enormemente su calidad de vida. Por supuesto, para lograrlo es muy importante recurrir a profesionales y centros de cuidados especializados.

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