Con la edad muchos problemas de salud se acentúan considerablemente. No obstante, la disfagia no tiene porqué aparecer en toda la población envejecida. Según las estadísticas, este tipo de enfermedad suele afectar a pacientes muy concretos.
En sí, se habla de personas que han sufrido lesiones cerebrales o de tipología neurológica. Así también, un mal cuidado en residencias puede acabar provocando que los ancianos comiencen a tener problemas para tragar.
En este artículo te hablaremos de qué es exactamente esta afección y cuáles son los tipos que existen actualmente. Asimismo, te daremos algunos detalles de cómo es su tratamiento, a la par que te listamos una serie de recomendaciones. Si te interesa este tema, ¡quédate para saber más!
¿Que es disfagia y a qué colectivos afecta?
La disfagia es una patología que puede llevar a quien la padece a tener problemas nutricionales. Su funcionamiento pasa por lastrar la forma en la que se alimenta, llegando incluso a eliminar tal posibilidad. De hecho, la RAE define esta enfermedad como una clara dificultad de la persona para tragar comestibles y líquidos de forma adecuada.
Además, se trata de una dificultad que puede presentarse en todo el proceso alimenticio, pudiendo llegar a ser frustrante e imposible para los pacientes más graves. Se establecerían entonces los siguientes niveles de gravedad:
- Problema para introducir un sólido o líquido en la boca.
- En los supuestos en los que es posible pasar del paso anterior, dificultad para masticar la comida o formar la masa de alimento que posteriormente tragaría.
- Cuando se ha obtenido ese bolo alimenticio, los pacientes más graves pueden presentar problemas al tragar. Tanto a la hora de desplazar el comestible o líquido hasta la faringe como hasta el propio estómago.
Por todo lo que conlleva, esta patología suele requerir de la ayuda de terceros para llevar a cabo satisfactoriamente la alimentación. También pueden depender de máquina vitales como la propia entubación.
Personas más habituales que sufren disfagia
Aunque se trata de una enfermedad que podría desarrollar cualquier persona, lo más común es que se presente en edades avanzadas. Cuando la disfagia viene a raíz de otra enfermedad, suele ser en casos de:
- Pacientes de patologías que han afectado a la tráquea, llegando a afectar considerablemente en su funcionamiento.
- Enfermedades neurológicas o degenerativas, tales como el Parkinson, el Alzheimer o el ELA.
- Accidentes cerebrovasculares o que han podido dañar el tejido cerebral, como podrían ser los ictus.
Esta información se realza al conocer los resultados de la investigación creada por la Fundació de Recerca en Gastroenterología. Según el estudio un 25% de personas mayores a 70 años sufren este problema de salud. Además, dentro del colectivo de personas de la tercera edad, aquellas que viven en residencias tienen un 60% más de posibilidades de padecerla.
Disfagia tipos: conoce las diferentes modalidades que existen
La disfagia puede clasificarse en distintas tipologías en base al foco del problema. Si nos centramos en el proceso que conlleva la dificultad tragar, podemos encontrar dos tipos: la disfagia esofágica y la orofaríngea. En cambio, si ponemos énfasis en la causa que ha provocado esa situación, localizamos 3 distinciones: la disfagia mecánica, neurológica y la farmacológica.
Disfagia alta u orofaríngea
En este punto, el atragantamiento en ancianos se produce en las 2 fases primarias del proceso, ya sea en ambas o en una sola.
En la primera, el alimento se introduce en la boca y se moldea con la saliva para facilitar el proceso al tragar. Se requiere que la persona mantenga una buena coordinación entre las distintas partes del cuerpo que intervienen. En la segunda, la lengua se encarga de guiar el bolo alimenticio hasta la faringe con el fin de lanzarlo hasta el estómago.
Cuando la disfagia se focaliza en esta ocasión, los problemas pueden aparecer en los mecanismos de cierre del conducto aerodigestivo. Si el mecanismo de seguridad de triple cierre glótico falla, la comida puede entrar en los pulmones produciendo desde infecciones hasta la propia muerte.
Disfagia baja o esofágica
Si los sólidos o líquidos han superado las anteriores fases, ahora solo queda que mediante la peristalsis lleguen correctamente al estómago. Esta función mueve los alimentos con contracciones de las paredes para que pueda ser digerido. Una persona que padezca esta enfermedad puede no disponer de este método natural del cuerpo y, por tanto, necesitar algún tipo de ayuda.
Disfagia neurológica
Si en los casos mencionados, el problema venía de un fallo en el proceso que englobaba el hecho de tragar, ahora la cosa cambia. Algunas enfermedades que afectan al sistema nervioso o han provocado traumatismos craneoencefálicos pueden provocar que la persona sea incapaz de comer o beber.
La causa proviene de un fallo a nivel neurológico que hace que aquellos que padecen patologías como Parkinson, ELA, Alzhéimer, entre otros, no tengan la capacidad de tragar. Son casos que necesitan la asistencia de especialistas como cuidadores de ancianos. Especialistas altamente cualificados que sabrán como enfrentarse a este problema.
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Disfagia farmacológica
Si bien esta vez la causa no es producto de una enfermedad, si lo es de los efectos que han causado algunos fármacos en el paciente. Puede tratarse de complicaciones en entubaciones que han durado más de lo conveniente o resultados negativos al exponerse a radiación o pasar una cirugía.
Disfagia mecánica
A diferencia de todo lo anterior, esta vez la disfagia es producida por la afectación física de los órganos implicados en el proceso de deglución. Se mencionan así tumores, estrechamiento del esófago que no permite el paso de alimentos, pérdida de fuerza, malformaciones, presbifagia, etc.
Todos estos tipos de disfagia son crónicos, lo que provoca que se requiera asistencia constante para conseguir una calidad de vida aceptable. Los pacientes menos graves pueden llevar una vida medianamente normal, aunque aquellos en peor estado deberán adaptar sus hábitos de vida.
Tratamiento de la disfagia y consejos para mejorar la calidad de vida del paciente
No existe un tratamiento único de aplicación universal. Habrá que atender a las circunstancias especiales de cada persona para determinar cómo actuar ante su diagnóstico. Aun así, si que se pueden establecer objetivos generales que afectarán a todos los pacientes.
El más común de todos será aliviar el sufrimiento de la persona afectada, a la par que se buscan formas de alimentarla e hidratarla correctamente. Para ello, los cuidadores de personas mayores tendrán que asegurarse de que los niveles de nutrición e hidratación siempre se mantienen dentro de los parámetros normalizados.
Asimismo, los ancianos o enfermos que sufran este padecimiento pueden atragantarse con frecuencia, por lo que hay que priorizar que eso no pase. Para ello se puede dar de comer con jeringa a un anciano si es necesario.
Recomendaciones para mejorar el proceso de alimentación
Los profesionales o familiares que trabajan con pacientes que sufren esta patología deberán tener en cuenta lo siguiente:
- Si se va a alimentar al anciano, habrá que avisar con anterioridad de ello. Asimismo, es importante que se le muestre que alimentos le va a dar. Todo desde una posición segura y calmada.
- Ante todo es imprescindible evitar que la persona mayor hable durante este tiempo o podría causar que se atragante.
- La posición del asistente debe estar a la altura del paciente, incluso un poco más baja que este. Esto ayudará a que a la hora de deglutir la comida no le sea algo realmente complicado.
- Durante la ejecución de esta tarea, es primordial que siempre se compruebe que la anterior porción ha sido digerida. De lo contrario se podría acumular la comida en la boca y causar problemas al anciano.
- Los sólidos y líquidos tendrán que introducirse por separado.
- Evitar que la cuchara o cualquier otro cubierto toque los dientes o cualquier parte interior de la boca. De hacerlo es muy probable que el anciano muerda como reflejo del estímulo.
- Preferible cantidades pequeñas sobre bocados excesivamente grandes. Resultará mucho más sencilla su deglución y será menos frustrante para el paciente.
- Hay que priorizar los gustos de la persona de la tercera edad. Esto quiere decir que habrá que alimentarle con aquellas cosas que le gusten, pero adaptadas a su estado actual.
- Variar temperaturas y sabores frecuentemente puede servir para conocer que funciona mejor.
Además de estos consejos, te recomendamos que busques muchos otros que te sean de utilidad en tu día a día con el paciente. Las personas que sufren disfagia requieren de cuidados especiales que solo podrán ofrecerse con un buen nivel de especialización. Los cuidadores de personas mayores son los más aptos para llevar a cabo estas funciones por su gran formación en el campo.