¿Qué es la insuficiencia renal?
La insuficiencia renal, fallo renal o insuficiencia de los riñones es la afección que impide que éstos limpien la sangre de líquidos, minerales y desechos corporales de manera correcta. Cabe subrayar que los riñones también producen hormonas que mantienen los huesos fuertes y regulan la química sanguínea.
La insuficiencia renal ocurre porque disminuye el flujo de sangre hacia los riñones; esto se debe a que las arterias se estrechan. En los adultos mayores, esta enfermedad suele presentarse en 3 fases: insuficiencia renal aguda, insuficiencia renal crónica e insuficiencia renal grado 4 o insuficiencia renal terminal.
El médico especialista determina la fase de la enfermedad del paciente de acuerdo con la tasa de filtración glomerular (TFG), la cual es el cálculo del nivel del funcionamiento renal. A continuación se mencionan otras causas del fallo renal. Nota:
El hecho de que se describan todas las fases de la insuficiencia de los riñones no significa que las personas de edad avanzada atraviesen cada una de ellas.
- La diabetes
- La obesidad
- La hipertensión arterial y las cardiopatías
- Las cantidades altas de grasa en la sangre
- La toma de medicamentos tóxicos para los riñones
- El consumo de tabaco
- Enfermedades como el lupus
- Algún trastorno genético que hace que se formen múltiples quistes en los riñones
Insuficiencia renal aguda (IRA)
La insuficiencia renal aguda es la pérdida repentina de la función renal. Normalmente se produce después de eventos adversos, como una cirugía complicada, una infección generalizada o una lesión importante. También se origina cuando el flujo de sangre hacia los riñones es interrumpido de forma abrupta.
A pesar de que la insuficiencia renal aguda tiene cura, es posible que la persona mayor necesite tratamiento para substituir la función de los riñones. La duración del tratamiento depende de la gravedad de la enfermedad.
La urea y la creatinina aumentan en los adultos mayores que sufren de insuficiencia renal aguda. Además se reduce el volumen de la orina, por lo que cambia su aspecto, es decir que se ve más concentrada, obscura e, incluso, aparece acompañada de sangre.
Esto conlleva a la disminución de la cantidad de orina o a la falta total de la misma. Por tal motivo, el paciente retiene líqidos, se hinchan sus extremidades inferiores y es más fácil que contraiga infecciones.
En muchas ocasiones, no hay evidencia de síntomas de insuficiencia renal aguda pues es el resultado de las causas antes mencionadas. En estos casos, los médicos intentarán controlar la causa principal para curar la IRA.
Asimismo, se puede inducir una hipotensión (presión arterial baja) o una deshidratación a fin de que la orina recupere su volumen. En algunas circunstancias, es necesario que el paciente consuma diuréticos para regular la secreción de orina.
Insuficiencia renal crónica (IRC)
La Insuficiencia renal crónica es el deterioro progresivo de la estructura o la función de los riñones y, a diferencia de la insuficiencia renal aguda, no es reversible. Por desgracia, el 50% de los adultos mayores de 85 años tiene insuficiencia renal crónica.
Esto sucede porque la IRC tampoco presenta síntomas ya que el cuerpo humano se ajusta a las alteraciones renales. Por tanto la IRC a menudo se diagnostica en estadíos avanzados. Las causas regularmente asociadas con la insuficiencia renal crónica son el tabaquismo y la hipertensión arterial.
Cuando la filtración de sangre en los riñones se encuentra debajo del 35% es probable que el paciente mayor sufra de anemia y que miccione con demasiada frecuencia, en especial durante la noche. Nota:
La anemia es uno de los pocos signos de alerta de la insuficiencia renal crónica. Las personas cercanas al paciente pueden notar la presencia de la anemia en la piel dado que se torna amarillenta. En los adultos mayores, este problema debe ser tratado inmediatamente.
Por otro lado, si el funcionamiento renal cae por debajo del 15%, el enfermo padecerá el síndrome urémico que consiste en una grave afección de los vasos sanguíneos de los riñones, la cual se relaciona con alteraciones en las células de la sangre.
Éstas son algunas complicaciones que experimentan los enfermos renales crónicos:
- Incremento en los niveles de diversos electrolitos, tales como el potasio y el bicarbonato
- Náuseas y vómito
- Fetor urémico: olor a amoniaco provocado por los metabolitos nitrogenados en la saliva
- Alteraciones cognitivas que van desde la falta de concentración hasta un coma profundo
- Dolor y deformación de los huesos
- Picor constante
Es esencial empezar a controlar la IRC en cuanto se detecta con el fin de evitar que la enfermedad avance, así como otras complicaciones y secuelas a largo plazo. Esto se logra al preservar las estructuras y funcionamientos de los riñones que no han sido dañados.
Por consiguiente, los médicos prescribirán distintos fármacos. Por ejemplo, protectores de la función renal, correctores hormonales, que impiden el aumento de la hormona paratiroidea, y ayudan en la absorción de calcio y en la mineralización ósea; vitamina D, que estimula la generación de glóbulos rojos, entre otros medicamentos.
También es probable que el enfermo requiera hemodiálisis para eliminar las toxinas y el exceso de líquido mediante un filtro artificial, como un catéter. Cabe destacar que el paciente mayor no ha de consumir sal, proteínas ni alimentos ricos en potasio y fózforo.
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Insuficiencia renal grado 4 o terminal
Como indica el nombre, la insuficiencia terminal es un desgaste muy importante de las funciones de los riñones. Muchos adultos mayores contraen insuficiencia renal e insuficiencia cardiaca al mismo tiempo, lo cual se conoce como síndrome cardio-renal.
La insuficiencia cardiaca es consecuencia de la enfermedad renal en fase 4. El único método para controlar la enfermedad es la diálisis.
El paciente mayor también tiene que aumentar el consumo de frutas, verduras frescas, lácteos y alimentos que contengan vitamina D. Por otra parte, no hay que olvidar que los riñones de las personas de edad avanzada no reabsorben el agua y la sal correctamente, por lo que se reduce la cantidad de sodio en la sangre.
Además, se origina una pérdida significativa de glomérulos. Los glomérulos son unos capilares diminutos localizados en los riñones; a través de ellos se filtra la sangre y se elabora la orina. En conclusión, es indispensable que los adultos mayores se realicen análisis generales por lo menos una vez al año.