Cualquiera puede entender que el corazón es uno de los órganos fundamentales de nuestro organismo. Con el paso del tiempo, este se va debilitando poco a poco y manifestando algunos problemas que pueden ser fatales para quienes los sufren.
Hay que recordar que el corazón nunca descansa. Su actividad es permanente y, por lo tanto, también lo es su desgaste. Los años van provocando diferentes afecciones que son más complejas y notables cuando se llega a la tercera edad.
Una de ellas es la arritmia. Esta se puede presentar puntualmente a cualquier edad y no ser ni mucho menos problemática. Sin embargo, sí que hay arritmias que, como veremos, son problemáticas. Por ello hay que controlarlas y conocerlas perfectamente, ya que de ello depende que se consiga que los mayores puedan disfrutar con mayor tranquilidad de su vida diaria.
Qué es una arritmia cardíaca
Para saber lo que es una arritmia hay que centrarse en el funcionamiento normal del corazón. Este órgano cuenta con un impulso eléctrico que hace que no se detenga nunca y que bombee la sangre con la suficiente fuerza como para que llegue a todo el organismo.
Este proceso es vital y tiene un ritmo constante que es lo que se conoce como pulso cardiaco. En cada persona, este pulso es diferente, aunque suele ser constante en situaciones similares. Es decir, se da el mismo número de latidos en momentos de reposo o de actividad, por lo que se considera que el corazón funciona de forma estable consiguiendo muy buenos resultados a la hora de alcanzar el objetivo de mandar sangre al resto del cuerpo.
Sin embargo, hay situaciones en las que este pulso se altera sin ningún tipo de explicación. Son los casos en los que se está, por ejemplo, en reposo y las pulsaciones se disparan sin que medie ningún tipo de esfuerzo. Ese tipo de desequilibrio en las pulsaciones es lo que se conoce como arritmia cardíaca.
Realmente, es algo que sucede casi a cualquier edad y que no tiene que revestir mayores problemas si se produce de una forma puntual. Cualquier órgano, el corazón incluido, puede tener desequilibrios puntuales en su funcionamiento que no son graves. Pero la arritmia puede tomar un cariz mucho más problemático.
Cuando se producen de forma regular o se mantienen en el tiempo, cuando se cronifican, las arritmias están mandando un importante mensaje al organismo.
Este no es otro que el de que algo no marcha bien en el corazón.
Dicho de otra forma, la arritmia es peligrosa y, además, puede ser síntoma de algo peor que se está empezando a manifestar en el organismo, por lo que se debe tener conciencia de ella y no dejar en ningún caso que pase desapercibida.
Qué es lo que causa una arritmia cardíaca
El corazón tiene cambios espontáneos en la regularidad de sus latidos ante los que no hay que alarmarse demasiado. Sin embargo, saber identificar si se está sufriendo una arritmia es realmente importante. En muchos casos, también es fundamental saber de dónde procede el problema.
Lo cierto es que son muchas las situaciones internas y externas que pueden provocar que se produzca una arritmia en el corazón. Aquí se pueden ver algunas de las principales:
- Unos niveles anormales de potasio en el organismo pueden provocar que el corazón lata a un ritmo irregular.
- Los momentos previos a padecer un infarto manifiestan numerosas arritmias que se deben vigilar y que alertan de la situación por venir.
- Las secuelas de un infarto crean desequilibrios en el corazón que se manifiestan en muchos casos a través de arritmias.
- Hay arritmias que vienen provocadas por el hipertiroidismo.
- Un crecimiento inusitado del corazón también se manifestará con arritmias.
- La insuficiencia cardíaca puntual es otro problema que se deja ver a través de este síntoma.
- Existen enfermedades congénitas que provocan las arritmias.
- El consumo de drogas, alcohol o tabaco provoca movimientos irregulares del corazón.
- Los efectos secundarios de ciertos fármacos pueden incluir arritmias.
- La diabetes también puede provocar este tipo de problema en el corazón.
Salta a la vista que las causas que provocan las arritmias en personas mayores son tremendamente variadas. Es importante tener claro que esta situación debe producirse en reposo.
Cuando se está realizando cualquier tipo de actividad física, el corazón tenderá a tener diferentes ritmos para adaptarse a las necesidades del momento, por lo que estos cambios no deben ser considerados como arritmias en sí mismos.
Qué síntomas indican que existe una arritmia
Si las causas que provocan la arritmia son variadas, sus síntomas no lo son menos. Es más, uno de los grandes problemas de este deficiencia del corazón es que puede llegar a no tener ningún síntoma manifiesto.
Sin duda, esta es la situación más peligrosa y complicada.
Si no se da ninguna manifestación del problema o esta es demasiado leve, la persona que la padece no tendrá conciencia de estar sufriendo un problema determinado en su músculo cardíaco, lo que conlleva sin duda problemas mucho mayores por falta de detección de la enfermedad.
Con todo, lo normal es que la arritmia sí que se manifieste de forma adecuada. Esto lo hará a través de una serie de síntomas que se pueden ver a continuación:
- Los latidos del corazón comienzan a ser más lentos, más rápidos o completamente irregulares.
- Se producen palpitaciones que la persona puede distinguir sin ninguna duda.
- El dolor en el pecho es uno de los síntomas que se deben considerar de una forma más seria.
- La falta de aliento en momentos de reposo puede ser un buen indicio para saber que se está sufriendo una arritmia.
- El cansancio repentino e intenso es importante a la hora de valorar la aparición de una arritmia en el corazón.
- Los mareos y la sensación de ansiedad repentina también deben poner en alerta a las personas sobre el estado de su corazón.
- Los desmayos pueden estar también provocados por cambios drásticos en los latidos del corazón teniendo como motivo la presencia de una arritmia.
- Una sudoración repentina e inexplicable en estado de reposo también debe considerarse como síntoma.
Es importante recordar que puede que no existan síntomas aparentes. Es más, que haya síntomas no dice nada en absoluto de la gravedad de la situación. Por ello hay que evitar autodiagnosticarse y acudir a un médico cuando se tengan dudas sobre el estado de salud del corazón o cuando se sospeche que se están sufriendo arritmias.
Diferentes tipos de arritmias cardíacas
No existe una única manifestación de las arritmias. Como señalamos, estas se producen por un cambio repentino en el pulso del corazón. Ahora bien, estos cambios pueden ser de varios tipos, lo que nos lleva a distinguir entre diferentes arritmias.
De forma general, hay que diferenciar entre taquicardias y bradicardias. Las primeras son aquellas en las que el corazón presenta un pulso más alto de lo normal de forma repentina disparándose las pulsaciones. Por el contrario, la bradicardia se presenta por la caída en picado del pulso, normalmente descendiendo las pulsaciones por debajo de 60 ppm.
Estos dos tipos de arritmias pueden detectarse por uno mismo. Basta con tomarse el pulso cuando se siente alguno de los síntomas que antes hemos señalado o contar con una pulsera que mida la frecuencia cardíaca.
Sin embargo, hay un tercer tipo de arritmia que es más complicado de detectar que los anteriores y que es realmente peligroso. Se trata de la fibrilación ventricular que puede llegar a ser mortal.
Esta se produce cuando los impulsos eléctricos que mueven el corazón son erráticos, lo que hace que no se bombee sangre alguna y que el corazón tiemble. Si no se detecta y se corrige, la fibrilación ventricular conducirá a una parada en muy poco tiempo.
Los síntomas de este serio problema los veremos a continuación.
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Situaciones que hay que preocuparse por una arritmia
La mayoría de las arritmias no duran más que unos segundos y no son nada preocupantes. Eso sí, si se advierte que estas son frecuentes, lo mejor es visitar al médico para realizar un análisis a fondo del estado de salud y valorar si es necesario tomar alguna medicación o llevar a cabo algún tipo de intervención.
La arritmia puntual solo es peligrosa y compromete la vida cuando conduce a la fibrilación ventricular que antes hemos visto. Por suerte, los síntomas de esta se detectan con mucha rapidez, aunque es vital actuar de forma inmediata para evitar problemas mayores.
Cuando la fibrilación ventricular comienza a manifestarse, el pulso se detiene por completo y la persona será incapaz de poder respirar, lo que conducirá al desvanecimiento en cuestión de segundos.
Es fundamental avisar cuanto antes al personal sanitario para que este se haga cargo de la situación, ya que no se puede reanimar a una persona que esté padeciendo este problema de ninguna forma que no sea con técnicas médicas profesionales.
Antes de que los médicos lleguen, estos darán una serie de instrucciones que hay que seguir al pie de la letra para conseguir para mantener a la persona estable hasta que las autoridades puedan llegar al lugar en el que esta se encuentra.
Cómo es el tratamiento de una arritmia cardíaca
Si la arritmia llega al extremo de producir una parada como sucede con la fibrilación ventricular, el único tratamiento posible será a través de un desfibrilador externo o con masaje cardíaco experto, situaciones que son complicadas de asumir por parte de alguien que no tenga la formación adecuada.
Sin embargo, ya vimos antes que esto no sucede en la mayoría de los casos. La mayoría de las situaciones que conducen a la arritmia se pueden reconducir con facilidad. Hay ocasiones en las que basta con cambiar algunos hábitos de vida y otras en las que el paciente simplemente tendrá que seguir un tratamiento farmacológico que regule la actividad eléctrica del corazón impidiendo que este se descompense de forma alguna.
En los casos en los que las arritmias son más frecuentes, es posible que el médico solicite la implantación de un marcapasos con una operación quirúrgica. Este dispositivo se encarga de controlar los latidos del corazón emitiendo descargas eléctricas cuando se advierte alguna arritmia y compensándola en el momento sin que el paciente llegue a sentir mucho más que síntomas como un mareo o una momentánea falta de aire.
Lo más importante de todo, volvemos a insistir, es acudir a un médico en cuanto se detectan los síntomas propios de la arritmia. Será el profesional el que decida qué tipo de tratamiento hay que llevar a cabo y si la arritmia en cuestión reviste o no una seria gravedad.
Cuál es la esperanza de vida de una persona con arritmia diagnosticada
Hay que poner el acento en lo de diagnosticada. Las arritmias que no se tratan de ninguna forma sí que pueden llegar a ser peligrosas a medio y largo plazo. Sin embargo, las que reciben un tratamiento propio no tienen que ser mortales, aunque es cierto que este problema del corazón puede llegar a poner en peligro la vida de cualquier paciente.
Las personas con arritmia tratada convenientemente tienen una esperanza de vida prácticamente similar a la de aquellos que no sufren este problema cardíaco. Es decir, los tratamientos son realmente efectivos y consiguen que las personas puedan librarse del riesgo para su integridad que supone un corazón que funciona con intervalos de latidos irregulares.
Una vez más, la clave está en acudir a un médico lo antes posible para que sea este el que indique qué es lo que se debe hacer y si existe o no algún peligro para la salud del paciente.
Qué cantidad de pulsaciones se consideran normales según la edad
El corazón es un músculo como otros muchos de los que hay repartidos por el cuerpo. Esto quiere decir que su actividad puede cambiar a lo largo de la vida y que no es la misma en cada persona dependiendo de los hábitos de vida de la misma.
Así, por ejemplo, el rango de latidos normal de un recién nacido es de un mínimo de 70 y de un máximo de 190, cifras que son demasiado altas para cualquier adulto que esté sano. El caso que nos ocupa aquí es el de las arritmias en mayores, por lo que vamos a fijarnos en los latidos comunes para esta franja de edad.
En cuanto se entra en la adultez, la frecuencia cardiaca normal tiene que estar entre los 60 latidos y los 100. Estos son los umbrales inferiores y superiores que se deben tener en cuenta para comprender si existe una arritmia.
Ahora bien, esta indicación es realmente muy general, ya que hay condiciones que pueden hacer que el número de latidos disminuya sensiblemente.
Esto es algo que puede comprobarse en aquellos adultos que realizan deporte de forma regular. En los casos de mayor entrenamiento del músculo cardíaco, la frecuencia estará concentrada en un mínimo de 40 latidos y un máximo de 60. Es cierto que a estos números solo llegan ciertas personas muy entrenadas, pero tiene que servir como ejemplo para comprender que la frecuencia de los latidos del corazón no es ni mucho menos algo que sea uniforme para todo el mundo y que depende en gran medida del estilo de vida que se tenga.
¿Influye la alimentación en las arritmias?
El hecho de padecer una arritmia lleva muchas veces a los pacientes a preguntarse por los hábitos que tienen en la mesa. Pues bien, estos son importantes si se quiere evitar que la situación del corazón empeore.
Es fundamental diseñar una dieta que sea saludable a niveles cardiovasculares. Esto implica evitar el consumo excesivo de grasas, apartar por completo productos nocivos como el alcohol y el tabaco y reducir la ingesta de bebidas estimulantes como pueden ser el café o las bebidas energéticas.
Por el contrario, aumentar la ingesta de frutas y verduras y de carnes limpias de grasa como son las de las aves es algo que puede llevar a conseguir una mayor calidad de vida evitando que la arritmia vaya a más y se desarrollen otras patologías que afecten directamente al corazón.
Cuidar a una persona con arritmia
Si un familiar o un cuidador profesional tiene que hacerse cargo de una persona mayor con arritmia, es importante tener claros algunos conceptos.
Realmente, la persona con arritmia puede llevar a cabo una rutina normal evitando algunos sobreesfuerzos innecesarios.
Lo más importante aquí es que se conozcan los síntomas con los que se manifiesta la arritmia, ya que será el cuidador el que tenga que estar pendiente de si estos van o no a más alcanzando niveles peligrosos para la vida de la persona cuidada. En caso de ser así, se debe avisar al médico cuanto antes y seguir en todo momento los consejos de las autoridades médicas.