A medida que pasa el tiempo el ser humano descubre nuevas afecciones que le afectan. Sobre todo, en la época digital han surgido una gran cantidad de estas nuevas enfermedades. Como tal la fibromialgia y fatiga crónica son dos patologías que se están extendiendo poco a poco entre la sociedad. Sin embargo, aún son muchos los que desconocen todo acerca de las mismas.
Eso hace que haya especialistas que aún no les den el visto bueno por las pocas pruebas científicas que existen al respecto. O que, de hacerlo, acaben solapando los diagnósticos y, como resultado, confundiendo ambos padecimientos.
De entre el caos, queda claro que los afectados suelen acabar pasando por innumerables médicos que no le dan la mejor atención. Ya sea por no tener un diagnóstico claro o no creer en la existencia de las mismas. Eso a la larga genera que el paciente se sienta ignorado y sin nadie que le ayude con su problema.
A continuación, te daré toda la información necesaria para qué sepas identificar estas enfermedades y puedas reconocer sus síntomas más comunes. Al terminar el artículo serás capaz de distinguir entre la fatiga crónica y fibromialgia sin ningún problema.
¿Por qué existe tanta confusión alrededor de fibromialgia fatiga crónica?
Estas dos afecciones destacan por producir fuertes dolores corporales tanto a nivel físico como mental. Ello ocasiona una gran pérdida de bienestar del paciente que pronto se traduce en trastornos emocionales y otras patologías asociadas. Además, por lo que se sabe, la enfermedad principal es la fibromialgia, siendo el síndrome de fatiga crónica un síntoma de esta.
Aun así, el reciente estudio de estas enfermedades ha hecho que muchos doctores acaben diagnosticando ambas a la vez al no saber cómo evaluarlas. En la práctica esto puede suponer un gran problema para el paciente que se ve ante la tesitura de no saber cuántas enfermedades sufre.
Para poder diferenciar entre ambas, primero hay que partir de entender que significa cada una.
¿Qué es la fibromialgia y qué la diferencia de la fatiga crónica?
Se trata de un trastorno de tipo músculo-esquelético que afecta a toda la musculatura del anciano que lo padece. Suele manifestarse de forma persistente y continuada en el tiempo, provocando intensos dolores.
En ese proceso, los músculos y tendones se vuelven bastante rígidos y hacen que el dolor aumente. Todo ello hace que la fibromialgia sea considerada una enfermedad reumática sin inflamación de las articulaciones.
De igual forma, acompañando a los fuertes dolores físicos se experimenta irritabilidad, estrés y algunos trastornos anímicos como depresión o ansiedad. Depende del buen pronóstico del doctor poner fin a estos efectos.
En lo que respecta a las diferencias con el síndrome de la fatiga crónica destacan las siguientes. En primer lugar, los síntomas fibromialgia se externalizan lentamente y con pequeños aumentos de la intensidad. Se mantienen en esa línea hasta que lleguen al culmen total. Por otro lado, no se presenta ningún dolor relacionado con las articulaciones ni durante ni tras completar el proceso.
Asimismo, aunque hay una clara sensación de cansancio generalizado, no es tan intenso como en el síndrome de fatiga crónica (SFC). También cabe destacar que este síndrome en muchas ocasiones se percibe como parte de esta enfermedad. Por último, algunos expertos han visto como los ejercicios de resistencia y aerobic pueden ser muy beneficiosos para combatir la fibromialgia.
¿Qué es fatiga crónica y que no tiene en común con la fibromialgia?
Por su parte, la fatiga crónica es clasificada por aquellos expertos que la han estudiado como una enfermedad neurológica. A la hora de actuar esta se caracteriza por producir efectos muy graves en los afectados. Genera agotamiento y cansancio extremo sintomas, así como problemas a nivel físico y mental.
Descansar no ocasiona una disminución de los efectos, necesitando recurrir a un tratamiento personalizado para remediar los dolores. Este tratamiento no tiene el objetivo de curar los efectos sino de paliarlos lo máximo posible.
En este caso, los síntomas de la fatiga crónica que se diferencian de la anterior enfermedad son los siguientes:
- Hipersensibilidad
- Surgimiento de fiebre por cansancio y matices leves de gripe
- Inflamación de partes de la garganta: ganglios y amígdalas
- Agarrotamiento de las piernas y otras extremidades
- Intenso dolor articular
- Los sintomas de la fatiga cronica son directos y espontáneos
- A diferencia de la fibromialgia donde el aerobic era beneficioso, en este caso puede agravar la enfermedad.
- Afectación del sistema cerebral con pérdidas de memoria, mala concentración y confusión…
Estos sintomas de fibromialgia y fatiga cronica pueden servir como base de un buen diagnóstico. El hecho de presentar cualquiera de los elementos aquí mencionados significaría que se esta manifestando una enfermedad por encima de la otra. Aun así, ambas patologías comparten sintomatología y es esencial conocerla también.
¿Qué tienen en común el síndrome de fatiga crónica y fibromialgia?
Aunque ambas enfermedades son de distinta tipología médica, presentan algunos parecidos. El más evidente es que, salvo excepciones, ambas acaban permaneciendo de forma crónica. Esto hace que se genere un dolor crónico y continuado en el tiempo que necesitará del cuidado de profesionales.
Asimismo, aunque los dolores al principio solo se manifiestan en ciertas zonas con el tiempo se acaban generalizando por todo el cuerpo. Y, en ambas patologías, los intentos del paciente por descansar para reducir los efectos no tienen eficacia alguna.
Si indagamos más profundamente en los síntomas que comparten, podemos citar estos:
- Agotamiento extremo sin señales de que pueda repararse
- Dificultad para conciliar el sueño o mantenerlo
- Problemas gastrointestinales
- Deterioro cognitivo, sobre todo, con respecto a la concentración
- Dolor que se irradia a todo el cuerpo
- Migrañas y dolores asociados
- Mala experiencia tras realizar ejercicio al sentir mucho malestar
A esto también hay que añadirle que tanto la fibromialgia como la fatiga crónica afectan más a poblaciones de mujeres que de hombres. De igual manera, los test tradicionales no obtienen buenos resultados a la hora de buscar un diagnóstico. Y, hasta este momento, no existe ninguna cura a estas patologías.
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¿Cómo impactan en la calidad de vida estas enfermedades?
Ante dos enfermedades tan sumamente complicadas es de esperar unos efectos en la calidad de vida importantes.
De por sí, en ambas patologías los pacientes verán afectados sus trabajos. Aunque afortunadamente aquellos que sufran fibromialgia, en un 73% de los casos, podrán seguir manteniendo su puesto de trabajo. Por el contrario, la fatiga crónica tiene efectos más inhabilitantes reduciéndose la cifra a tan solo un 20%.
Asimismo, existen grandes posibilidades de que estas patologías se conviertan en enfermedades complementarias entre ellas. Si se tratase de presentar síntomas de fatiga crónica, un 8% de los enfermos con fibromialgia acaban desarrollándola. Alternamente, los enfermos con fatiga crónica manifiestan en un 70% algunos síntomas característicos de esta otra. Esto significa que con el paso del tiempo pueden llegar a afectar por igual al anciano.
A nivel de gravedad, no cabe duda de que el síndrome de fatiga crónica deja muchos más estragos en la vida personal de los afectados. Si bien aquellos que tienen fibromialgia podrán realizar tareas diarias sin complicaciones, los que sufren esta otra patología no podrán llevarlas a cabo. Los dolores son tan intensos que necesitarán acudir a un cuidador para poder seguir teniendo una vida plena.
Por último, los efectos de la fibromialgia se mantienen estables en comparación a los de la fatiga crónica, los cuales son irregulares. Esto hace que tenga mayores posibilidades de desarrollar trastornos cognitivos e hipersensibilidad. Algo que no sucede con la fibromialgia. En general, el SFC tiene muchas más consecuencias en la vida diaria de las personas que la fibromialgia.
El esencial papel de los cuidadores de personas mayores en el tratamiento de estas patologías
Como ya has podido ver, la fibromialgia y la fatiga crónica son enfermedades muy severas que provocan intensos dolores a los pacientes. Por este motivo, contar con el apoyo de un cuidador de ancianos puede ayudar a reducir los dolores y mejorar la calidad de vida de los mismos.
Estas personas están altamente capacitadas para atender cualquier necesidad de la persona de la tercera edad. Además, se encargará personalmente de preparar la medicación necesaria y llevar a cabo las tareas que el anciano requiera.