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Tensión arterial alta

La tensión arterial es una medición de una variable del cuerpo que hay que conocer y tener perfectamente controlada. A veces, sus desajustes son completamente silenciosos y esto puede llevar a que se produzcan problemas de salud de bastante gravedad.


Especialmente en ancianos, ya que estos tienen un organismo debilitado que puede verse afectado con mayor facilidad por ciertos problemas de salud. De ahí que los casos de hipertensión y de hipotensión sean tan frecuentes en personas mayores y que haya que controlarlos eficazmente para evitar grandes complicaciones.

La definición de tensión arterial

La tensión arterial es la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de las arterias. Es fácil entender que, cuando la sangre sale del corazón, debe hacerlo con una intensidad determinada para poder llegar hasta el último rincón del cuerpo para dar el oxígeno y los nutrientes necesarios.


Por ello, todo el mundo tiene una presión arterial. Es más, todos tenemos una máxima y una mínima. La tensión se va reduciendo conforme la sangre va retornando al corazón, lo que hace posible que existan dos medidas.
Ahora bien, la fuerza que la haga la sangre sobre las paredes de las arterias no puede ser ni demasiado alta ni demasiado baja. Si sucede cualquiera de estas dos situaciones, la salud de la persona se verá comprometida en varios sentidos que pueden llegar a ser mortales con el paso del tiempo.


Es lo que llamamos tensión alta o hipertensión y tensión baja o hipotensión. Ambos cuadros son peligrosos y tienen que ser abordados por un profesional que es el que se encargará de crear un completo tratamiento que permita que las personas puedan tener los niveles de tensión dentro de unos parámetros normales.

Desajustes en la tensión arterial

Hay un caso muy especial que se conoce como tensión descompensada. Esto sucede cuando hay muy poca diferencia entre la tensión alta y baja de una persona. Es cierto que hay situaciones en las que esto es completamente normal. Cuando se hace deporte, por ejemplo, la tensión sube.


Sin embargo, hay cuadros clínicos que muestran claramente que no hay apenas diferencias entre los diferentes niveles de la tensión en personas. Esto puede llegar a ser un problema sin la menor de las dudas. De ahí que haya que tener bastante cuidado y seguir todos los consejos que dicte el profesional médico que se haga cargo del caso en cuestión.

Los tipos que hay que conocer de la tensión arterial

La ciencia médica contempla tres tipos de presión arterial según la fuerza que la sangre ejerza sobre las paredes de las arterias. Son estas:

  • Tensión normal: esta es la única saludable y se da cuando los niveles de presión sobre las paredes de las arterias están en valores que no pueden dañar al organismo.
  • Tensión arterial sistólica, hipertensión o alta: este es el caso en el que la presión que se ejerce es muy alta. Se puede dar de forma natural cuando se hace deporte o se trabaja intensamente, lo cual no reviste ningún problema. Sin embargo, si no es por los motivos anteriores, sí que constituye un gran problema. En ancianos es muy común, ya que las arterias de estos suelen estar deterioradas. La hipertensión se puede dividir en varios grupos. La primera es la que aparece con el paso de la edad sin que existan otros factores que hayan motivado su desarrollo más que el envejecimiento. Después nos encontramos con la secundaria, la cual es fruto de enfermedades como la diabetes, los problemas del corazón y otros muchos y que puede aparecer prácticamente a cualquier edad.
  • Tensión arterial diastólica, hipotensión o baja: este es el caso en el que la fuerza de la sangre es demasiado baja. A veces se piensa que es bueno mantener la tensión baja, pero, si se supera cierto límite, se pueden llegar a dar problemas como los desmayos, por lo que hay que encontrar la causa de los descensos de tensión para corregirlos y permitir que la persona lleve una vida lo más cómoda posible.

Qué tensión arterial hay que tener según la edad

Es normal preguntarse cómo saben los médicos si una persona tiene tensión arterial alta o baja. Cada organismo, cada cuerpo humano es un mundo y las variables vitales pueden tener constantes muy diferentes.


Con todo, existe certeza de cuál es la fuerza con la que la sangre debe salir del corazón y cuál es la que debe tener al volver. Estos son datos muy estables para todas las personas, por lo que es fácil saber cuándo no se encuentran en parámetros normales.


Es más, también se sabe que estos datos cambian paulatinamente con la edad. Los valores normales para una adolescente de 16 años no tienen nada que ver con los que se toman como referencia para un adulto o para un anciano.


La referencia básica dentro de la tensión es la de 90/140 mmHg. La primera cifra es la de la presión de la sangre al volver al corazón mientras que la segunda es la fuerza que tiene al salir del mismo.


En personas mayores, aquellas de más de 60 años, se considera que 115 – 160 es tener la presión alta y que 70 – 100 es tenerla demasiado baja en el caso de los hombres. Para las mujeres de la misma edad, 115 – 160 significa hipertensión y 70 – 100 hipotensión.

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Personas mayores y tensión arterial alta

En el análisis de los diferentes tipos de tensión que vamos a hacer comenzaremos por la tensión alta. Esta, como ya apuntamos brevemente, se produce porque la fuerza de la sangre en las paredes de las arterias es demasiado alta, algo que puede deberse al estrechamiento de estas por motivos de envejecimiento o por ciertas enfermedades.


La tensión alta es un problema de salud de primer orden. El no tratarla puede llevar al organismo a padecer ciertas disfunciones que son realmente peligrosas y que ponen en riesgo a la persona. Por eso hay que tratarla cuanto antes.


La hipertensión es especialmente alta en personas mayores. En torno al 50 % de las personas con más de 60 años presentan unos niveles de tensión arterial realmente altos, por lo que hay que mantener los niveles muy controlados para que los problemas que esta patología provoca no aparezcan.

Las causas

Las subidas de tensión pueden ser puntuales o crónicas. El segundo caso es el más peligroso, aunque el primero no está exento de riesgos. Con todo, las principales causas que hacen que la tensión se dispare son las siguientes:

  • Abuso de la sal.
  • Estado del sistema nervioso.
  • Estado de los capilares venosos.
  • Sobrepeso u obesidad.
  • Estados de ansiedad generalizada.
  • Crisis puntuales de ansiedad.
  • Abuso del alcohol.
  • Antecedentes familiares.
  • Diabetes.
  • Fumar.
  • Enfermedades renales.
  • Problemas hormonales.
  • Trastornos del sueño.
  • Sedentarismo.

Cuando a una persona se le diagnostica hipertensión, sus niveles suelen ser altos todo el tiempo. Eso sí, también corre el riesgo de padecer una crisis hipertensa puntual en la que los niveles de tensión se eleven de forma muy peligrosa. Esto sucede especialmente en aquellas personas que no se medican o que, aunque lo hagan, siguen manteniendo un estilo de vida inadecuado.


Las crisis hipertensas pueden responder a factores externos o a procesos psicológicos. Lo que está claro es que son muy peligrosas y pueden tener fatales desenlaces si no se corrigen en cuanto se detectan.

Los síntomas

Saber que se tiene la tensión alta es más complejo de lo que puede llegar a parecer. Muchos síntomas son silenciosos y no hay manera de saber que se deben a altos niveles de tensión si no es a través de un registro de mediciones de la tensión.


Sin embargo, incluso una medición exhaustiva puede dejar pasar esas crisis hipertensas que antes hemos descrito. Estos episodios pueden aparecer incluso en personas que tengan unos niveles de tensión aceptables durante buena parte del día a día, por lo que son muy complicados de advertir y, por tanto, de corregir.


Con todo, los grandes picos de presión arterial sí que suelen presentarse con una serie de síntomas que la persona debe advertir o el cuidador de mayores vigilar para acudir a un profesional cuanto antes. Los principales síntomas a los que nos referimos son los siguientes:

  • Vértigo.
  • Hormigueo en las extremidades.
  • Acúfenos.
  • Mareos por presión alta.
  • Confusión.
  • Náuseas.
  • Fuertes dolores de cabeza.
  • Sangrado nasal.
  • Puntos de sangre en los ojos.
  • Vómitos.
  • Visión doble.
  • Oír zumbidos.
  • Palpitaciones cardíacas.
  • Riego sanguíneo deficiente en las piernas.

Cualquiera de los anteriores síntomas puede ser una manifestación de unos niveles de presión arterial excesivamente altos. En los casos en los que se manifiestan en personas mayores, el cuidador deberá estar pendiente de que estos síntomas no se pasen por alto, ya que esto podría resultar fatal.


No hay que olvidar que la presión arterial alta está haciendo que el corazón sobretrabaje y que las arterias se vean expuestas a una tensión que no van a poder soportar indefinidamente. Si la tensión alta no se trata, el accidente cardiovascular está asegurado antes o después con las nefastas consecuencias que esto puede llegar a tener para cualquier persona.


El problema que hay de fondo es que la presión arterial no se detecta rápidamente a no ser que se lleve a cabo un chequeo médico. Por esto, cuando se advierte de la existencia del problema, los pacientes ya han desarrollado daños en algunos puntos del sistema circulatorio, lo que puede complicar a largo plazo la situación y hacer que sea más complejo el tratamiento.

Cómo reducirla

Solo los médicos pueden indicar cómo hay que actuar ante un caso de hipertensión. No obstante, hay algunas pautas que se suelen repetir en todos los casos y que marcan un tratamiento bastante bien establecido y efectivo en la inmensa mayoría de casos.


Este suele comenzar con diferentes medicamentos que son capaces de reducir la tensión arterial y mantenerla dentro de unos parámetros normales. Ahora bien, con esto no es suficiente. Lo normal es que el médico indique que hay que realizar ciertos cambios en el estilo de vida que se mantiene para reducir al máximo la tensión.


Meditar o escuchar música tranquila son soluciones rápidas para los casos de picos de tensión debidos al estrés. Asimismo, reducir el consumo de cafeína asegura una bajada de tensión importante a largo plazo. También es importante evitar el alcohol y el tabaco y llevar una vida lo más activa posible escapando del sedentarismo en la medida de los posible.

La hipotensión en personas mayores

Podría pensarse que la tensión alta es el único problema relacionado con la tensión arterial. Sin embargo, tener unos niveles hipotensos es también muy peligroso para la salud de cualquier persona y especialmente para los ancianos.
La tensión baja muestra que algo está sucediendo en el organismo. El corazón puede estar perdiendo fuerza para bombear la sangre o existe debilidad en algunas zonas concretas que no permiten que los niveles de tensión sean los adecuados.


Es también posible que este problema se deba a que se están consumiendo medicamentos que bajan la tensión, algo que tiene que evaluar un médico para poder corregir el problema.

Causas

Como ya hemos señalado, la tensión baja es también muy peligrosa. No se puede pasar por alto sus niveles y, además, conviene tener claras cuáles pueden ser sus causas para actuar con total rapidez en cuanto se manifiesten. Las principales son las que vamos a ver a continuación:

  • Beber demasiado alcohol.
  • Efecto secundario de ciertos medicamentos como los ansiolíticos.
  • Deshidratación.
  • Ciertas infecciones.
  • Falta de algunos nutrientes esenciales.

Hay algo positivo en las causas de la tensión baja: no son tan amplias ni variadas como las de la tensión alta, por lo que se pueden controlar con eficacia. Con todo, si se advierten niveles bajos de tensión a través de los síntomas que vamos a ver ahora, hay que acudir a un profesional cuanto antes.

Síntomas

La debilidad suele ser la manifestación más importante de que la tensión ha bajado a niveles que no son aceptables. Los siguientes son los síntomas más comunes que se advierten cuando se da una crisis hipotensa:

  • Visión borrosa.
  • Vértigo.
  • Frío.
  • Mareos o desmayos.
  • Falta de fuerza.
  • Respiración rápida y superficial.
  • Sed.

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Cómo subirla

Subir la tensión puede ser más sencillo que bajarla. Sin embargo, hay que entender dónde está la causa del problema para poder actuar de forma correcta. Si las bajadas de tensión se deben a un medicamento, entonces la única solución pasa por hablar con el médico para que este cambie el tratamiento que se está siguiendo.
Con todo, se pueden seguir los siguientes consejos para subir la tensión en los casos en los que esta baje por cualquier motivo que no sea la medicación:

  • Beber más agua para evitar bajadas por deshidratación.
  • Consumir un poco más de sal en comidas, pero dentro de márgenes saludables.
  • No beber alcohol.
  • Consumir puntualmente bebidas ricas en cafeína como el café o el té.

Cómo se debe tomar la tensión

Tomar la tensión es algo que puede hacerse incluso en casa y uno mismo. No obstante, es aconsejable que lo realice un familiar o el cuidador cuando hablamos de personas mayores que tengan problemas, ya que estos suelen tener dificultades para colocar bien el tensiómetro.


Los actuales dispositivos son mucho más cómodos que los antiguos. Actualmente, los modernos tensiómetros actúan de forma completamente automatizada. Basta con poner la banda circular en la zona del brazo indicada por el fabricante y pulsar el botón de inicio para que el dispositivo haga la lectura de forma completamente automatizada.


Esta comodidad es algo que debe usarse para realizar mediciones de tensión varias veces al día. De esta forma es como mejor se podrá descubrir si existe una situación de hipertensión o de hipotensión continuada y se podrá acudir al médico contando con una información que le resultará muy valiosa a este profesional.


Con todo, pese a que se encuentren datos que parezcan que confirman el diagnóstico de problemas de tensión, no se debe realizar un autotratamiento en ningún caso y es vital acudir siempre a la consulta del médico en cuanto se pueda.

¿Cuándo se tiene la tensión arterial bien?

La tensión arterial está bien cuando se encuentra dentro de los márgenes que son aceptados. Como dijimos antes, la referencia debe ser de 14-9 para las personas adultas en general.


Si las cifras de las mediciones de tensión se encuentran dentro de estos márgenes, serán completamente normales. Por ejemplo, lecturas de 12-8, 13-9 y similares son completamente normales y no representan ningún problema.


Ahora bien, si se obtiene una lectura de 17-9, entonces habrá que acudir al médico por tener la tensión demasiado alta, aunque uno de los valores esté dentro de lo normal. Y lo mismo sucede si se dan mediciones de 10-7 o parecidas, casos en los que se puede comprobar que la tensión está demasiado baja.

Tensión arterial y otras enfermedades

Los desajustes en la tensión arterial, tanto por arriba como por abajo, son peligrosos. Pero aún lo son más si existen patologías previas, ya que entonces el organismo se ve afectado en varios frentes agravándose los síntomas de las patologías.


Son muchos los problemas que se pueden complicar si se mezclan con hipertensión o con hipotensión. Afecciones del corazón, de los riñones, de los pulmones… cualquier enfermedad puede complicarse, especialmente en los casos en los que se combina con la tensión alta, por lo que vamos a ver algunos consejos que tienen que ver con el estilo de vida de las personas hipertensas.

Algunos consejos para personas hipertensas

Entre los consejos que las personas hipertensas deben seguir, el más importante de todos es el de seguir a rajatabla la pauta de la medicación que imponga el médico. Los tratamientos para la hipertensión han demostrado ser muy efectivos si se toman de forma continua, por lo que no se debe caer en la tentación de abandonar la enfermedad a voluntad propia.


Teniendo claro que el anterior consejo es fundamental, los restantes tienen que ver con el estilo de vida. Es importante introducir cambios como llevar una dieta equilibrada baja en sal o introducir una rutina de ejercicios adecuada para cada persona. En ancianos, puede valer con caminatas diarias en las horas de menos calor del día para mantener controlada la tensión arterial.


El sedentarismo, no hay que olvidarlo, es suficiente para que la tensión se dispare, por lo que combatirlo debe ser uno de los grandes objetivos a plantearse para mantener la enfermedad controlada.

La importancia del cuidador con ancianos hipertensos e hipotensos

El cuidador o los familiares que estén cerca de las personas mayores que presenten hipertensión o hipotensión son figuras fundamentales. Especialmente si los ancianos ya no pueden controlar por sí mismos el estado de su tensión arterial.


Llevar a cabo varias mediciones al día, controlar la toma de la medicación y crear una rutina diaria que incluya un menú adaptado a las necesidades del paciente y ratos de ejercicio físico son fundamentales para conseguir los mejores resultados a la hora de mejorar los niveles de tensión arterial.


Por eso, en muchas ocasiones es mejor confiar en los cuidados de un profesional. Este sabe perfectamente qué es lo que tiene que hacer para mantener controlada la salud de las personas con problemas de tensión y, además, es capaz de adecuar las rutinas a sus necesidades controlando todos los aspectos que pueden influir en la enfermedad.
Es con esto con lo que puede conseguirse una rápida mejora y que la tensión arterial no se complique y derive en otras patologías.

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